Si quieres... te aviso cuando actualice:

miércoles, 30 de julio de 2008

¡¡BETICOS!!

HOY MIÉRCOLES, A LAS 8 DE LA TARDE, LOS BÉTICOS TENEMOS LA OPORTUNIDAD DE DEFENDER AL REAL BETIS. 

BÉTICO!!!! LUCHA POR TU BETIS, RECLAMA LA DIGNIDAD DE TU BETIS!!! 

A LAS 8 DE LA TARDE, EN LA CALLE JABUGO TIENES TU OPORTUNIDAD. DEMUESTRA QUE LOS BÉTICOS QUEREMOS AL BETIS

TE QUIERO 

¿¿Otra pantomima...??

Esta noche se ha firmado una opción de compra sobre el paquete mayoritario de acciones de Manuel Ruiz de Lopera por el grupo BSPORT. Se ha efectuado un primer pago como precio de la opción de compra por valor de 10 millones de euros y la compra definitiva se realizará en la primera semana de octubre.
Este grupo se hará cargo del Real Betis Balompié el día en que se ejerza la opción definitiva el 4 de octubre de 2008, aunque desde este momento colaborarán estrechamente con Don Manuel Ruiz de Lopera para seguir planificando la nueva temporada.
Las primeras intenciones del grupo pasan por lograr un equipo ilusionante en el que desde la humildad se combine la idiosincrasia del club con la modernidad para hacer un Betis todavía más grande.

Como dice un periodista (rectifico fué SaludyBetis) después de leer el comunicado Iván Larriba... ¿¿Y ESTO QUIEN SE LO CREE...?? 

P.D.: Ojalá me coma lo que escrito arriba...

domingo, 27 de julio de 2008

Las ratitas

Un se­ñor lla­ma­do Paul Watz­la­wick cuen­ta que en un la­bo­ra­to­rio don­de se ha­cen ex­pe­ri­men­tos con ani­ma­les, un in­ves­ti­ga­dor es­tá tra­tan­do de ha­cer un re­fle­jo con­di­cio­na­do con dos ra­tas en un la­be­rin­to. En­ton­ces, cuan­do el se­ñor de guar­da­pol­vo blan­co en­tra, una ra­ti­ta le di­ce a la otra:


“¿Ves a ese se­ñor de guar­da­pol­vo blan­co? Lo ten­go to­tal­men­te amaes­tra­do, ca­da vez que yo ba­jo es­ta pa­lan­ca me da de co­mer”.

Este relato está dedicada a la parte aborregada de mi gran afición bética...

miércoles, 16 de julio de 2008

El escalador

Había una vez un hombre que estaba escalando una montaña. Estaba haciendo un escalamiento bastante complicado, una montaña en un lugar donde se había producido una intensa nevada. Él había estado en un refugio esa noche y a la mañana siguiente la nieve había cubierto toda la montaña, lo cual hacía muy difícil la escalada. Pero no había querido volverse atrás así que de todas maneras, con su propio esfuerzo y su coraje, siguió trepando y trepando, escalando por esta empinada montaña. 
Hasta que en un momento determinado, quizás por un mal cálculo, quizás porque la situación era verdaderamente difícil, puso el pico de la estaca para sostener su cuerda de seguridad y se soltó el enganche. El alpinista se desmoronó, empezó a caer a pico por la montaña golpeando salvajemente contra las piedras en medio de una cascada de nieve. 
Pasó toda su vida por su cabeza y cuando cerró los ojos esperando lo peor, sintió que una soga le pegaba en la cara.  Sin llegar a pensar, de un manotazo instintivo se aferró a esa soga. Quizás la soga se había quedado colgada de alguna amarra... si así fuera, podría ser que aguantara el chicotazo y detuviera su caída. Miró hacia arriba pero todo era la ventisca y la nieve cayendo sobre él. Cada segundo parecía un siglo en ese descenso acelerado e interminable. De repente la cuerda pegó el tirón y resistió. El alpinista no podía ver nada pero sabía que por el momento se había salvado. La nieve caía intensamente y él estaba allí, como clavado a su soga, con muchísimo frío, pero colgado de este pedazo de lino que había impedido que muriera estrellado contra el fondo de la hondonada entre las montañas. 
Trató de mirar a su alrededor pero no había caso, no se veía nada. Gritó dos o tres veces, pero se dio cuenta de que nadie podía escucharlo. Su posibilidad de salvarse era infinitamente remota; aunque notaran su ausencia nadie podría subir a buscarlo antes de que parara la nevisca y, aun en ese momento, cómo sabrían que el alpinista estaba colgado de algún lugar del barranco. Pensó que si no hacía algo pronto, este sería el fin de su vida. Pero ¿qué hacer?. Pensó en escalar la cuerda hacia arriba para tratar de llegar al refugio, pero inmediatamente se dio cuenta de que eso era imposible. De pronto escuchó la voz. Una voz que venía desde su interior que le decía "soltate". Quizás era la voz de Dios, quizás la voz de su sabiduría interna, quizás la de algún espíritu maligno, quizás una alucinación... y sintió que la voz insistía "soltate" "soltate". Pensó que soltarse significaba morirse en ese momento. 
Era la forma de parar el martirio. Pensó en la tentación de elegir la muerte para dejar de sufrir. Y como respuesta a la voz se aferró más fuerte todavía. Y la voz insistía "soltate", "no sufras más","es inútil este dolor, soltate". Y una vez más él se impuso aferrarse más fuerte aun, mientras concientemente se decía que ninguna voz lo iba a convencer de soltar  lo que sin lugar a dudas le había salvado la vida. La lucha siguió durante horas pero el alpinista se mantuvo aferrado a lo que pensaba que era su única oportunidad. 
Cuenta esta leyenda que a la mañana siguiente la patrulla de búsqueda y salvataje encontró al escalador casi muerto. Le quedaba apenas un hilito de vida. Algunos minutos más y el alpinista hubiera muerto congelado, paradójicamente aferrado a su soga... a menos de un metro del suelo.

¡¡Ánimoo béticoooss!! No tengamos miedo al cambio... ¡¡SIEMPRE POSITIVOO!!

sábado, 12 de julio de 2008

¡¡La... BOMBA!!

Una ciudad del deporte, con once campos, un mini estadio con capacidad para varios miles de aficionados, edificios de oficinas, club social, hotel de concentración, complejo de vestuarios, piscinas, pistas cubiertas, zona comercial y aparcamientos... que se construirá antes de 2010 en Benacazón es la noticia bomba que se ha publicitado en los medios del club. Ni la venta del Betis a Luis Castel ni la firma de un buen contrato televisivo. Se dice que la propiedad de la misma será para el Real Betis y que está todo aprobado y hasta pagado.

Personalmente me parece un proyecto muy bueno, pero deberíamos también antes que nada terminar el estadio que tenemos a la mitad... cuando empiecen las obras en Gol Sur y lo tiren, entonces estaré contenta, muy contenta por el proyecto de la "ciudad de deporte".

Espero escribir dentro de poco antes que caduquen las licencias, otra entrada donde explique como fué el derribo de Gol Sur y el seguimiento de las obras... Soy optimista, la esperanza es lo último que se pierde.. :D

viernes, 11 de julio de 2008

Faltan 10 horas...

La radio oficial del Real Betis Balompié (89.6 fm) acaba de anunciar que mañana a las 19:00 horas en un programa especial de 'La hora de la verdad', de dos horas de duración, se anunciará una noticia importantísima para el beticismo. Así lo ha confirmado el director de comunicación del club Iván Larriba: 'no tiene nada que ver con un fichaje, pero será una noticia histórica para el Real Betis Balompié'.
Durante el programa estrella de Radio Betis se hablará mañana de una sentencia relacionada con el tema de los 'quesos del centenario' y de otra relacionada con el Diario el Mundo además de la Bomba anunciada.

PD.: ¡¡Esperemos que sea una BOMBA y no sea otro PETARDO!!

martes, 8 de julio de 2008

Hoy ha nacido otro BÉTICO del UniversoOoO!!!

Esta entrada va dedicada a Marta y nuestro "sosio" Juan, por ser el día de hoy uno de los mas bonitos de sus vidas, y haber traído al mundo al nuevo BÉTICO Juan.
Un besito especial para Marta deseándole que se recupere muy pronto. ENHORABUENA 

¡¡¡ENHORABUENAAAAAAA SOOOOSIIOOOOOO!!!

lunes, 7 de julio de 2008

Mención especial al CAMPEÓN

Después de un partido épico que duró 4 horas y 48 minutos, Nadal se impuso al peso de la Historia al impedir, en una épica final que el suizo Roger Federer ampliara su dominio en Wimbledon por sexto año consecutivo.
El propio McEnroe, hoy comentarista de la NBC americana, ha declarado: "Es el mejor partido de tenis que he visto en mi vida". Mientras tanto, el último español en coronarse en la hierba de Wimbledon, Manolo Santana en la edición de 1966, declaraba exultante: "No podía irme de este mundo sin ver ganar aquí a otro español".

¡¡FELICIDADES CAMPEÓN!!

domingo, 6 de julio de 2008

La elegoría del carruaje


Un día de octubre, una voz familiar en el teléfono me dice: 
-Salí a la calle que hay un regalo para vos.
Entusiasmado, salgo a la vereda y me encuentro con el regalo. Es un precioso carruaje estacionado justo, justo frente a la puerta de mi casa. Es de madera de nogal lustrada, tiene herrajes de bronce y lámparas de cerámica blanca, todo muy fino, muy elegante, muy "chic". Abro la portezuela de la cabina y subo. Un gran asiento semicircular forrado en pana bordó y unos visillos de encaje blanco le dan un toque de realeza al cubículo. Me siento y me doy cuenta que todo está diseñado exclusivamente para mí, está calculado el largo de las piernas, el ancho del asiento, la altura del techo... todo es muy cómodo, y no hay lugar para nadie más.
Entonces miro por la ventana y veo "el paisaje": de un lado el frente de mi casa, del otro el frente de la casa de mi vecino... y digo: "¡Qué bárbaro este regalo! "¡Qué bien, qué lindo...!" Y me quedo un rato disfrutando de esa sensación.
Al rato empiezo a aburrirme; lo que se ve por la ventana es siempre lo mismo.
Me pregunto: "¿Cuánto tiempo uno puede ver las mismas cosas?" Y empiezo a convencerme de que el regalo que me hicieron no sirve para nada.
De eso me ando quejando en voz alta cuando pasa mi vecino que me dice, como adivinándome: -¿No te das cuenta que a este carruaje le falta algo?
Yo pongo cara de qué-le-falta mientras miro las alfombras y los tapizados.
-Le faltan los caballos - me dice antes de que llegue a preguntarle.
Por eso veo siempre lo mismo -pienso-, por eso me parece aburrido.
-Cierto - digo yo.
Entonces voy hasta el corralón de la estación y le ato dos caballos al carruaje. Me subo otra vez y desde adentro les grito:
-¡¡Eaaaaa!!
El paisaje se vuelve maravilloso, extraordinario, cambia permanentemente y eso me sorprende.
Sin embargo, al poco tiempo empiezo a sentir cierta vibración en el carruaje y a ver el comienzo de una rajadura en uno de los laterales.
Son los caballos que me conducen por caminos terribles; agarran todos los pozos, se suben a las veredas, me llevan por barrios peligrosos.
Me doy cuenta que yo no tengo ningún control de nada; los caballos me arrastran a donde ellos quieren. Al principio, ese derrotero era muy lindo, pero al final siento que es muy peligroso.
Comienzo a asustarme y a darme cuenta que esto tampoco sirve.
En ese momento veo a mi vecino que pasa por ahí cerca, en su auto. Lo insulto: -¡Qué me hizo!
Me grita:-¡Te falta el cochero!
-¡Ah! - digo yo.
Con gran dificultad y con su ayuda, sofreno los caballos y decido contratar un cochero. A los pocos días asume funciones. Es un hombre formal y circunspecto con cara de poco humor y mucho conocimiento.
Me parece que ahora sí estoy preparado para disfrutar verdaderamente del regalo que me hicieron. Me subo, me acomodo, asomo la cabeza y le indico al cochero a dónde ir.
Él conduce, él controla la situación, él decide la velocidad adecuada y elige la mejor ruta.
Yo... Yo disfruto el viaje.

No todo es tener un gran club, hay que saber equiparlo y manejarlo...

viernes, 4 de julio de 2008

Codicia

Cavando, para montar un cerco que separara mi terreno de el de mi vecino, me encontré enterrado en mi jardín, un viejo cofre lleno de monedas de oro.
A mi no me intereso por la riqueza, me intereso por lo extraño del hallazgo, nunca he sido ambicioso y no me importan demasiado los bienes materiales, pero igual desenterré el cofre.
Saqué las monedas y las lustre. Estaban tan sucias las pobres...
Mientras las apilaba sobre mi mesa prolijamente, las fui contando...
Constituían en si mismas una verdadera fortuna. Solo por pasar el tiempo, empecé a imaginar todas las cosas que se podrían comprar con ellas.
Pensaba en lo loco que se pondría un codicioso que se topara con semejante tesoro. Por suerte, por suerte...no era mi caso...

Hoy vino un señor a reclamar las monedas, era mi vecino. Pretendía sostener en un miserable que las monedas las había enterrado su abuelo, y que por lo tanto le pertenecían a el.
Me dio tanto fastidio que lo mate...
Si no lo hubiera visto tan desesperado por tenerlas, se las hubiera dado, porque si hay algo que a mi no me importa son las cosas que se compran con dinero, eso si, no soporto la gente codiciosa...

Gracias Bucay por tus cuentos... este viene que ni pintado al de la caricatura...

jueves, 3 de julio de 2008

El Elefante atado

Cuando yo era pequeña me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. 
Durante la función, la enrome bestia hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. 
Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. 
El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía 5 o 6 años yo todavía en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. 
Hice entonces la pregunta obvia: 
-Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? 
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. 
Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía... 
Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE. 
Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. 

Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...

Dedicado a todos los que a pesar de las dificultades creen y luchan porque otro Betis sea posible... (Suerte hoy en la reunión para todos lo béticos)

miércoles, 2 de julio de 2008

Salud y Betis

La tarde de otoño caía sobre el pueblo vasco, pero todavía quedaba alguna hora de luz. Juan se sentó sobre unas ruinas que reposaban al pié de un descampado donde una veintena de niños perseguía con pasión un viejo balón.
Cerca, el puente colgante aparecía parado por una inoportuna avería. Juan tenía que esperar a que funcionase para pasar a Getxo, donde quería encontrar una nueva vida. A él siempre le había gustado el fútbol, hasta límites del apasionamiento, pero la maldita guerra le dejó una herencia de metralla en la pierna buena.

Esa guerra, de la que quería sólo recordar la tensa calma del frente del Ebro, jugando partidos interminables con un balón de cuero remendado mil veces ganado en una tregua a un equipo del bando contrario. Qué cosas. Ahora, la pierna le trae los duros recuerdos de los mordiscos de fuego de aquella granada de fabricación alemana.
Todo quedaba atrás y disfrutaba viendo jugar a los chavales del descampado. Jugaban alegres entre piedras y boquetes. Un despeje rebotó en uno de esos cascotes y botando fue a morir hasta el incómodo asiento de Juan.
Solícitos, pidieron el balón al desconocido, que olvidándose de su pierna dolorida, se puso a dar pataditas con lejana sapiencia. Uno de los chicos se acercó valiente y le preguntó si era jugador de fútbol. Juan comprendió que su aspecto actual no era el más parecido a un deportista. Contestó afirmativamente y sin darse cuenta ya tenía al grupo alrededor. Se sintió feliz de la compañía y les dijo que si querían escuchar una historia de balompié.
Los chavales, inmediatamente, hicieron un coro alrededor y lo observaban curiosos.
- Yo… - empezó - jugaba al fútbol en mi tierra.
Su acento andaluz delataba su origen al mismo tiempo que era divertido.
- Jugaba al fútbol como vosotros y decían que lo hacía muy bien. Estaba en un equipo infantil del Betis Balompié, ¿os suena...?
- Síii - dijeron a coro, pues había sido campeón en 1935 con muchos jugadores vascos.
Juan continuó...
- Éramos niños y lo que más no gustaba era ir los días de partido a ayudar a montar las porterías de un campo llamado De las Tablas Verdes. Era lo más grande, estar allí cuerpo a tierra viendo como nuestros mayores se batían en partidos increíbles, cómo corríamos buscando cualquier balón perdido. Pero en una de esas eliminatorias cainitas que tienen los sevillanos y que seguro que tendrán durante siglos, sucedió que dos jugadores paisanos vuestros, se llamaban Canda y Artola, no pudieron jugar el partido más importante de la eliminatoria porque todo un Capitán General no los dejó salir del cuartel para jugar el partido.
Los niños se quedaban extasiados escuchando a aquel forastero narrar con tanta emoción la historia mientras acariciaba el balón.
- A mí me llamó mi padre, que era tabernero cerca del campo y me dijo que el propio Presidente, Don Carlos Alarcón, le había dicho que jugaría el partido, que junto con mis pequeños compañeros defenderíamos al Betis Balompié. No veas, defender al Betis Balompié. Estábamos nerviosísimos. Y nos cayeron 22 goles.
Los niños miraban como extrañados que a pesar de contar lo de los 22 goles el orador se venía arriba, le brillaban los ojos.
- Pero os metieron un saco - dijo uno de ellos-.
- Es cierto, pero te aseguro que aquel equipo de niños como vosotros jamás será olvidado, precisamente por los béticos, porque a cada gol que nos marcaban más nos aplaudían los espectadores. Mi padre nunca estuvo más orgulloso de mí que aquel día que me enfrenté a gigantes. Todos los niños fuimos vitoreados por los béticos mientras que los de enfrente se sentían, pese a la goleada, extraños con lo que pasaba.
Los niños comprendieron la grandeza de aquel partido aunque Andalucía y Sevilla les sonaba a sitios muy calurosos y gentes de piel aceituna, como Juan, que a pesar de tocar los cuarenta años tenía cara y manos muy trabajadas por el sol.

Juan dejó caer el balón y lo cogió un chico que le daba bien... y siguieron jugando. Nuestro protagonista seguía las evoluciones del balón en los pies de los críos y veía como uno espigado tocaba bastante bien al balón. Le encantaba la visión de juego y las ganas que le echaba, cuánto le recordaba a él mismo.
El aire de la ría le llegaba salado y con ese aire llegó la noticia de que el puente había sido arreglado. Se levantó y llamó a ese chaval que tanto le gustaba...
- Eh, tú, el de la camisa de cuadros...
El chaval se acercó temeroso...
- Hijo, tienes madera de jugador, sigue así y llegarás a jugar en un grande... Mira, - y sacó una pequeña botellita de cristal de su bolsillo - en esta botella hay agua del Guadalquivir, del río con más historia del mundo, guárdala, te dará suerte...
El niño se alejó corriendo y Juan le hizo una última pregunta...
- ¿Cómo te llamas chaval...?
- Eusebio - contestó -.
- Yo me llamo Juan. Salud y Betis, Eusebio, Salud y Betis -dijo fuerte mientras cargaba sus escasas pertenencias -.
Y se alejó para nunca más verlo. Caían ya los últimos rayos de la tarde y el frío arreciaba. Eusebio salió corriendo para su casa con esa especie de espantada que dan los niños al terminar los juegos. Llevaba en la mano el regalo del forastero, corría calle arriba y al pasar frente a la Basílica de Santa María tropezó, cayendo el pequeño envase y haciéndose mil pedazos.
Con las rodillas marcadas en sangre por la dura piedra, Eusebio miró cómo en una grieta de la piedra todavía había ese agua de ese río que había escuchado en las clases de Don Pedro. Sin saber por qué, se humedeció los dedos con ese agua y se señaló la frente y las piernas...

Años más tarde... a finales de los años 50, paseaban por la calle Betis varios jugadores en las vísperas de jugar en casa del eterno rival, donde inauguraban oficialmente su campo. Dialogaban animadamente, pero Eusebio se quedó algo atrás... sacó del bolsillo de su chaqueta un pequeño tapón de corcho y lo tiró con fuerza al río mientras exclamaba SALUD Y BETIS JUAN.
Portu le preguntó si le pasaba algo y la respuesta fue una sonrisa...

Gracias a Recontra.

martes, 1 de julio de 2008

¿Bético? nunca


La familia Sánchez, residente en Sevilla, presumía de tradición sevillista desde donde remontaba su memoria.
Marcos esperaba un hijo junto a su mujer, y día a día, presumía por todo Nervión del sevillista que traería al mundo.
''Es matemáticamente imposible que yo tenga un hijo de esos...¿Bético? Nunca.''
''Tendré un nuevo sevillista en la casa....En cuanto tenga uso de razón, sera socio''.
Los primeros meses de vida del crío, Marquitos, estuvieron plagados de bufandas del equipo, camisetas del reducido tamaño del crío y un cuadro de punto de cruz que su madre estaba creando, con el escudo del Sevilla y el nombre del recién nacido.
Transcurrieron los años y, cuando apenas este supo hablar, en el rellano de su escalera, sus vecinos le preguntaron bajo la atenta mirada de sus padres que de que equipo era.
-Yo....Betii!!!
Ese día, Marcos Sánchez estuvo al borde de la hiperventilación.
El padre tuvo que desistir en su intento de abonarle. Sabia que era su hijo, sangre de su sangre, y le quería como a una parte de su ser, pero deseaba que le hubieran encomendado a un crío con un equipo afín al suyo. Toda la vida odiando a los béticos...Y ahora tenia a uno, muy guapo, muy simpático y gracioso, tumbado sobre su cunita, descansado.
El día de su sexto cumpleaños, Marquitos solo quiso un regalo. Ir a ver a su Betis. El padre se negó en rotundo, lo que provoco el berrinche y posterior capricho del niño, que a cada día insistía mas y mas, hasta que una noche, Marcos exploto:
-Si te llevo a ver al Betis me dejaras dormir tranquilo?
Marquitos dudo.
-Si. Pero solo si me llevas a verlo.
El padre suspiro.
El fin de semana siguiente ya se encaminaba a la Palmera. Caminaba con la mirada agachada y sin ninguna bufanda, y de un color neutral, que iba a saber el que ese era el primer color de este Betis, de azul, mientras su hijo saltaba, alegre, agarrado de la mano de Marcos. Cuando miro la sonrisa de oreja a oreja de su hijo, en la casa del Betis, se dio cuenta de que algo distinto sentía en su alma hacia los béticos.

...................

Años después, hoy Marquitos es un hombre de unos treinta años. Es socio desde hace 20 y siempre acude con la misma compañía al estadio: La de su padre. Que aun siendo sevillista, no puede desprenderse de la magia que destila nuestro estadio, de la sonrisa de los aficionados, de su inagotable deseo por cantar al equipo y llevarlo a lo mas alto, de las sonrisas que estos derramas y las risas nerviosas que afloran a cada bendito gol.
El nunca se ha levantado a celebrar un gol bético. Solo sonríe a su hijo mientras este le abraza. Porque sabe que siempre han sido cómplices de un bendito secreto, un secreto solo de padre e hijo: Cuando, al salir de casa, anuncian que van al fútbol, se miran con complicidad al girar hacia la Avenida de la Palmera.

Gracias a HaushinKa por el relato tan bonito y con el que tantas personas se sienten identificadas

"Supuestamente" HOY es el día

"Supuestamente" hoy es el día que Tegasa y Encadesa dejan al Real Betis... hoy debería ser un día feliz para el beticismo, y lo será cuando veamos realmente que es cierto eso que anunció hace un mes el accionista mayoritario del Betis. 
Y por ese motivo, porque ha sido él quién anunció esa medida, por la que estamos recelosos de que no sea mas que otra mentira de las suyas, como tantíiisimas ha dicho en estos últimos meses, porque si nos remontamos unos años atrás no tendría sitio para contar todas la que nos hemos tragado como buenos discípulos..

¡¡QUE VERGÜENZA DE ACCIONISTA MAYORITARIO TENEMOS!!